La Angustia: el Núcleo Oculto de la Vida

El Origen de las Conductas

La vida no habrá surgido de un día para otro. Al principio serían partículas, que de alguna manera hicieron algo, un movimiento. Una décima de milímetro ya era una conducta.

En algún momento perfeccionaron esa conducta y fueron criaturas. La cuestión de las conductas habrá sido muy complicada. La vida se encontró con las conductas. La estaban esperando en el núcleo oculto de la Naturaleza. Un salvaje sistema operativo, que contiene las instrucciones, las conductas fundamentales, la estrategia para existir, la incertidumbre y la angustia. Cuando despierta la conciencia, el núcleo se convierte en instinto… Sabe quién es y qué hacer. La vida, en sí misma, no significa mucho, la cosa es conservarla, reproducirse. Hace falta una conducta organizada. Un eficiente sistema operativo.

Después del Big Bang, nada existe que no tenga una conducta. La propia explosión lo fue. El nacimiento de la Naturaleza. Antes del Big Bang no había conductas, tampoco Naturaleza. Existir implica adquirir una conducta. Piedra, estrella, cometa o célula. Sin conducta no existimos. En el Universo todo el mundo se conduce de una u otra manera. Hacen algo. Unos ejercen una intensa fuerza gravitatoria, algunos arden desmesuradamente, otros giran y dan vueltas sin detenerse nunca y…, en un solitario planeta, algunos comenzaron a respirar.

El Nacimiento y la Explosión

En el momento del nacimiento suceden cosas misteriosas. Se unifican las conductas. Vivir o no vivir. La cuestión es esa. No parece que haya contienda, pero el retorno es imposible. El no retorno es clave en eso de existir. Para nacer hay que destruir un huevo o abrir una vagina, según dicen. No se nace sin romper un mundo y acceder a otro. No hay libertad. Nadie puede volver al huevo que ha roto, juntar todos los pedacitos y meterse dentro. Todo explota, los big bang se suceden, uno tras otro. El esperma explota en una erupción de furia asediando al útero. Las células comienzan a desplegarse. Saben qué hacer: construir un nuevo ser. ¿Cómo? Arrebatándoselo a la Nada, célula a célula. El embrión explota y nace. El universo también. No hay transición concertada. Una lucha es nacer y otra es no nacer. Nada sucede de manera pacífica. El Cosmos no está quieto. Es la conducta de la existencia.

En muchas mitologías, incluyendo la cristiana, la creación del mundo no fue pacífica. Los dioses se disputaban el poder arrojándose planetas y estrellas como si fueran platos de cocina. Los Titanes, Lucifer & Cía. Huitzilopochtli, Quetzalcóatl. Las conductas de los dioses no difieren de la humana. En la guerra de la existencia suceden grandes cataclismos y las criaturas de la Tierra conviven en estado de beligerancia permanente.

"Existir es tener tanto miedo…, que lo recordaremos toda la vida. Es como atravesar un tambaleante puente de lianas sobre un precipicio."

El Ciclo de la Vida

Se desea tanto cruzar como caerse y regresar al útero…, al huevo roto. Pero nadie nos espera de regreso, las puertas están cerradas. De pronto, en medio de tanta desolación, se abre una ventana y vemos que los rayos del sol nos indican el camino de retorno. No es muy difícil…, sólo tenemos que vivir. Cumplimos el ciclo de la vida y estaremos otra vez donde comenzamos. Como los salmones. Parecería que vivir no es tan importante como regresar. Siempre es un ciclo.

Una vida comienza. Una por vez, única e irrepetible. El tiempo arranca y todo se complica. Hay nuevas conductas. Respirar, alimentarse y sufrir. Estamos vivos. Comienza la angustia. Las criaturas son pequeñas por una razón muy sabia. Nacer adultos sería tan desgarrador que no podrían sobrevivir.

El parto ha sido una acción belicosa. Los contendientes se observan. Uno llora, la otra nutre al vencedor. Un ciclo comienza. Todo lo que suceda ahora serán batallas.

La conmovedora sonrisa de la madre incluye un siniestro impulso destructivo, pero alimenta lo que ha gestado. La historia continúa. Así es nuestra Naturaleza. Vivir y morir es lo mismo, solo cambia el sentido del tráfico.

El Destino y las Profecías

Culturalmente, algunos embriones no son deseados y, desde la oscuridad del núcleo, se envía un mandato de inmolación… La madre no quiere parir y la criatura no elige la vida. El hijo depende de quién lo concibe. Algunas madres abandonan a sus crías para que otros se ocupen de ellas.

Nuestra cultura las acusa de crueldad, pero en realidad están salvando la vida del quien debía desaparecer. Antiguos y oscuros mitos eligen destinos truculentos para algunas criaturas. Alguien suelta el rumor que el recién nacido hará una gran maldad. El problema se podría resolver en el acto, pero nadie se atreve. Son abandonados en bosques o ríos. Alguno se escabulle de ser devorado. Finalmente se cumple la profecía. Es lo que querían desde el principio.

La Materia Viva y el Reciclaje

En la oscuridad del núcleo se esconden conductas atávicas, fuera del tiempo. La célula sabe ahora que morirá en algún momento. El tiempo y la vida se consumen mutuamente. La diferencia entre existir y la Nada es la conducta. Cuesta imaginar una Nada sin tiempo ni conductas. La angustia es lo único que tendría presencia real en tales condiciones y debería haber sido insoportable. Cualquiera hubiera explotado.

Quizás el envejecimiento y la propia muerte no sean más que una conducta predeterminada de las células de un organismo. O un mandato recibido de la Nada. Quizás, si creáramos una Naturaleza exclusivamente humana, podríamos diseñar conductas que nos llevarían a vivir un tiempo predeterminado y elijamos el momento del descanso. Un instante de alegría. Cuanto más desgarradora es la angustia de la Nada, mayor es el impulso de ir hacia ella. Después de todo el cuerpo muere y se recicla, pero el individuo desaparece por completo, como si jamás hubiera existido.

La materia viva es siempre la misma. Las células de los cuerpos muertos se descomponen en otras células y vuelven a formar otros cuerpos. En este ciclo hay cambios y mutaciones, pero la cantidad de materia viva se mantiene. Ahora o cuando empezó a ser petróleo. Antes había muchos dinosaurios, más de los que el planeta podía sostener y ahora hay demasiados humanos, más de los que el planeta podrá alimentar. La materia viva está en equilibrio con la fertilidad de la Tierra. Las madres conciben cachorros en proporción a su capacidad para alimentarlos. La Tierra también. Las tetas disponibles deciden quien nace y quien se queda.

La Incertidumbre Fundamental

En la penumbra del útero se va organizando la vida desde la primera célula. ¿Cómo se sabe cuál es la última? A medida que la construcción avanza, se puede ver de qué se trata, un ratón, un león o un humano. La angustia se va instalando. El conjunto de células recela de la recién llegada que pretende unirse al grupo. Hay merodeadores por todas partes. Se van tomando distancias para no comprometer la seguridad. Todo el mundo crea espacios. Hay que conservar una distancia mínima para evitar conflictos. Células, partículas, planetas o galaxias. La incertidumbre es el núcleo más primitivo de un ser, que existe en medio de probabilidades antagónicas y en la más absoluta soledad.

"Estamos formados por distintos ingredientes como una receta de cocina. Partes de cadáveres, de cosas vivas, bichos, genes, proteínas, cada uno con su incertidumbre…, como Frankestein."

El Instinto Religioso

Imaginen un mundo lleno de criaturas aisladas que no se conocen ni saben que son, ni con quién aparearse, ni si deben alimentarse. No tienen sistema operativo o el que tienen no funciona. Ni siquiera saben de la muerte. La desesperación sería de tal magnitud que podría suceder una implosión y la vida simplemente dejaría de ser vida… y nadie moriría. Un humano o una hormiga necesitarán ser parte de una especie. Quizás los dinosaurios se extinguieron porque perdieron el sentido religioso de sus conductas, el ADN, su sistema operativo, dejó de funcionar, perdieron la conciencia de sí mismos y se hicieron petróleo. Sin ADN la vida es petróleo, minerales, piedras. Saber quién es y qué se debe hacer es la parte más importante. Eso es el instinto religioso, la conducta organizada de cada especie.

El humano primitivo, en su afán de imponerse a los demás, agregó una innecesaria liturgia para ingresar a la fiesta de la Naturaleza. Comenzaron a intervenir los dioses y demonios. Con el tiempo todo se fue perfeccionando. Los hombres se pusieron de rodillas y los dioses se irguieron por encima de ellos.

La Soledad Cósmica

Las partículas desconfían y se distancian. La materia se expande. Las explicaciones a las leyes de la materia son, para unos científica y para otros, existencial. No olvidemos que el total de las ciencias no es otra cosa que diseccionar la Naturaleza. No tenemos otra fuente de información. Las partículas se reciclan en otros universos, pero el espacio es único, nace y muere con cada universo. Es un átomo, un planeta, un hombre, una hormiga o el Universo. Estas maravillas ocurren cuando explota la existencia y aparecen las inquietas partículas de la materia, alborotándolo todo con sus leyes y conductas.

Hay millones de cuerpos celestes, pero cada uno está solo. Hay millones de seres vivos, pero cada uno está solo. Vivir es simplemente estar frente a frente con uno mismo.

Este núcleo oculto en la Naturaleza vincula a los seres vivos con lo cósmico. Cualquier célula de la Tierra no es ajena a una partícula de la galaxia más lejana. Un inmenso espacio las separa y la angustia de existir las une. Nos aterra estar solos. Observamos el firmamento y buscamos otras civilizaciones. ¿Se alegrarán al saber de nosotros…? Probablemente —si hubiera alguna— nos estén buscando por igual motivo. La angustia une a los bichos, las plantas y las piedras. La materia inerte y la viva tienen en la inestabilidad su elemento común. Son parte de un cosmos infinito y desconocido. El espacio entre partículas ha logrado que la existencia sea posible, pero no hay una certeza absoluta.

"No habitamos la Tierra, habitamos el Universo. Nada de lo que en él ocurra nos es ajeno."

La Nada y la Certeza

Lo emotivo altera las leyes de la física. Es la excepción, la probabilidad incierta. Lo que sabemos del Universo son más preguntas que certeza, está lleno de cosas posibles. Es probable que realmente exista y sea tan inmenso que nuestras ciencias no logren abarcarlo jamás, ni siquiera con posibilidades. ¿Es necesario un derroche tan enorme de espacio? ¿No podrían estar las cosas más cerca? ¿El Espacio es realmente enorme o nosotros somos imperceptibles?

Si tuviéramos total certeza de existir… ¿Para qué nos serviría conocer una realidad absoluta? ¿Qué resolvemos sabiendo que hay una eternidad y un Dios aburrido mirándolo todo? ¿Carecería de sentido el tiempo si fuera eterno? Quizás sería preferible seguir angustiados como estamos. Es mejor soportar la incertidumbre de existir que la certeza de no tener sentido. La Naturaleza no es insensible. Algo de felicidad podemos tener en la esperanza.

El Origen del Poder

La angustia es la causa más profunda de la inteligencia humana. Ningún animal sufre lo que sufre el hombre. No acepta la muerte, no sabe cómo superarla e inventa un montón de sucedáneos. La creencia en una vida posterior ha sido otra de las brillantes ideas de la mente humana. Le resuelve al poder político el principal de sus problemas: la insumisión. Los humanos primitivos, viendo la desesperación de los suyos frente a un cadáver pudriéndose lentamente, observaron que el suceso podía ser manipulado para obtener poder. Solo el muerto se pudría. Para los que seguían vivos el espectáculo continuaba. Unos miraban, otros hedían y algunos cosechaban los frutos del terror.

A mayor angustia, mayor inteligencia y mejor adaptación al medio. El depredador más sanguinario es el más desesperado. Esto nos llevará inexorablemente a una futura mutación genética. La especie humana se dividirá en dos ramas. Los que tengan acceso a sus códigos genéticos, vivirán en un estado de bienestar. Los otros serán humanoides aptos para el trabajo. Consumirán poco, pero moverán la economía. Las cosas serán iguales, pero diferentes.