El Orgasmo y el Nacimiento
El orgasmo es como nacer otra vez…, pero voluntariamente. Algo más que una eyaculación. Una emoción tan fuerte es exclusiva de la vida. La primera vez que nacimos parecía que alguien nos tironeaba desde la Tierra… y allí fuimos. A los tumbos, casi a ciegas. Ahora tenemos acceso libre al útero (solo invitados). Se nace otras veces para reafirmar la existencia. La mujer abre la vulva para que el cosmos se ponga cómodo y el hombre es atrapado por un agujero negro.
Los animales se huelen los genitales, pero el humano usa DNI. Es el único que hace eso. El hombre inspira desconfianza entre las criaturas salvajes. Su presencia viene junto con el estampido del fuego ardiente que atraviesa las entrañas. Huyamos de esta criatura sin genitales a la vista…, como sus dioses. La flor exhibe impúdicamente, desnudos y sin recato, sus estambres y pistilos a la vista del universo. Todo el mundo muestra sus atributos de seducción, pero los humanos usan hojas de parra. Cosas de Dios.
"El amor es como el oro en la Naturaleza. Se lo encuentra en estado puro y en cualquier lugar. Eso sí, hay que buscarlo y eso puede llevar un tiempo."
El Arte de la Sexualidad
El amor es como el oro en la Naturaleza. Se lo encuentra en estado puro y en cualquier lugar. Eso sí, hay que buscarlo y eso puede llevar un tiempo. También lavarlo y comprobar su pureza. Mientras el oro está en la tierra es un trozo de la Tierra, pero en las manos del hombre es un elemento valioso. La pacata moral cristiana disemina afiladas piedras en el lecho para hacer la cosa lo más molesta posible. Trasgredir normas, sin violar leyes, es una buena opción de conducta. Adán y Eva lo hicieron.
La sexualidad humana tiene categoría de arte. Nos eleva por encima de la Naturaleza y nos aleja de sus dominios. Es un instante nomás. Dejamos de ser animales reproductivos para ser artistas, cuerpos entrelazados, besos, caricias y emociones. Devotos peregrinos del cuerpo humano.
Hasta no hace mucho se acuñaban palabras decentes como esposo o esposa y otras indecentes como amante, pareja, concubinos… Unas muy indecentes eran madre soltera, transexual, gay. Aún quedan vestigios. Las conductas qué sobrepasan cierto límite decente, parecen ser trasgresoras. ¿Qué será eso? ¿Trasgresoras de qué?
La Fidelidad
Los juramentos de amor se escriben en lo alto de la catarata… y se leen en la espuma del torrente. Las leyes del querer no están codificadas. La fidelidad del otro es cuestión del uno. Hay que devorar al ser amado, así se queda en paz. Es la fórmula de la fidelidad. La furia sexual parece inadecuada en la mujer, pero natural en el varón. Pero es al revés. La fidelidad entre los amantes solo es posible por encima de la moral. Es una flor que crece en el frenesí del lecho… y en otros lugares afines. Algunas mujeres no se animan a cultivarla, creen que ocultando su lujuria protegen el hogar. Otras tienen miedo de su propio apetito sexual. Algunos hombres están convencidos que florece sola y la mujer debe ser fiel. Dudan de su virilidad y temen el deseo de la mujer. La lujuria femenina es inversamente proporcional al vigor del hombre.
A estas flores hay que cuidarlas. Razones no faltan. Lo moral es una conducta adquirida que entorpece una buena inmersión en las cálidas cobijas. Cuanto más perversas —por usar una expresión contundente— sean las relaciones sexuales, más cerca estarán de la fidelidad. La misma infidelidad puede ser una parte importante de la fidelidad. En materia de sexo todo es posible entre adultos que consienten. La mejor receta para la fidelidad es el agotamiento.
El Hermafroditismo
El punto máximo del sexo es cuando ambos se vuelven hermafroditas y se intercambian roles duplicados. Una pareja de cuatro. El usufructo de los genitales de uno lo tiene el otro y viceversa. No es necesario que sean diferentes. Iguales u opuestos, la cosa no cambia. Las funciones sexuales son siempre dos, como en el tango…
Los hombres —yo también— somos un montón de espermatozoides, puestos unos sobre otros, a cual más ciego y arrebatado. El pene se acurruca junto a la jugosa vagina. Siento todo lo que ella siente. Soy hermafrodita. Me desespera serlo. Debo complacer a varios genitales hambrientos. ¡Qué locura…! Cada uno son dos. Un juego de roles bisexuales. Lo heterosexual es incompleto y lo opuesto también. Lo hermafrodita es el Nirvana.
"La naturaleza del macho es atender a la vagina como un artista atiende su obra… La hembra es el lienzo y los colores. El macho es el pincel."
La Domesticación
Pero ha sido domesticado. Domesticar es enseñar una realidad ficticia, como hace La Matrix. El león domesticado cree que su hogar es la jaula. La moral ha convencido al hombre de ser un revisor de conductas vaginales, no un león.
La mujer representa el salto al vacío que debemos dar para encontrar América. El salto de fe del existencialismo según Kierkegaard.
Pero, cuando llegamos a la mujer la encontramos tan domesticada como nosotros. Ella puede cobrar por el sexo, pero no gozarlo.
Creo que Adán fue un tipo feliz junto a Eva. Quizás ella era un poco velluda y simiesca para nuestro gusto actual, pero al bueno de Adán le habrá parecido encantadora. Eso enfurece a cualquier Dios.
Los Rostros de la Calle
Los rostros con que nos cruzamos por la calle son como un tejido neuronal, forman una intrincada red social. Parecen desconocidos, pero están conectados. Parecen relacionados, pero están solos. Parecen quietos, pero tienen conductas. Hay rostros alegres, son los menos. La mayoría están preocupados, oprimidos, enfermos… Los rostros religiosos se los conoce por esa desorbitada mirada de inquisidores que aún conservan. Escudriñan los pecados del mundo. Subrepticiamente descorren las cortinas para espiar intimidades. Son rostros fanatizados. Miran el mundo desde el púlpito. Mens sana in corpore sano, decían los romanos, aquí es al revés. Están enfermos. Concurren con frecuencia a las consultas médicas para combatir los enemigos externos. Virus y otros bichos. Algunos hospedan a sus enemigos.
El Orgasmo Femenino
La angustia de Otelo no era por la supuesta infidelidad de su mujer. Ella podía haber gozado, tenido orgasmos y disfrutado de la infidelidad. ¡Por ello debe morir…! El orgasmo femenino está celosamente escondido en la historia. Es el orgasmo de la Tierra, el gran óvulo. El varón puede fecundar, penetrar y violar. No alcanza. Hay que encender la hembra, encender la Tierra.
Las religiones son crueles con el orgasmo. Unas mutilan el pene de los niños para que no tenga dudas de su castración. Otras les arrojan agua fría en el rostro. ¿Por qué hacen estas cosas con los niños? El daño quedará clavado como un puñal en la carne.
¿Es posible, que algunos humanos, luego de circuncidar o bautizar a un niño o extirparle el clítoris o recortar los pies de una niña, puedan llamarse ministros de Dios o seres civilizados…?
¿O será que Dios los envía al mundo deformados?